Acompañamiento en contexto hospitalario

Para que puedas humanizar el proceso hospitalario es fundamental que logres el bienestar tanto del paciente como de los cuidadores y los profesionales de la salud. El sufrimiento es un estado complejo, afectivo, cognitivo y negativo definido por una sensación de amenaza a la integridad, sentimientos de impotencia para afrontar esta amenaza y agotamiento de recursos personales o psicosociales para hacerle frente. Paciente, cuidador y profesional pueden llegar a sufrir en el entorno hospitalario, por tanto, es clave que en la intervención psicológica atiendas a la tríada.

Debes considerar que algunos pacientes enfermos no presentan un problema emocional grave. A veces solo te solicitaran ayuda para manejar la enfermedad, aunque en otras áreas presenten la adaptación adecuada. En ocasiones sí tendrás que ayudarles a adaptarse psicológicamente.

Abordaje según los roles

Respecto al malestar del paciente, identificarás como elementos claves aquellos síntomas que le impiden alcanzar cierta calidad de vida mientras está hospitalizado. El abordaje psicológico debe detectar y potenciar las estrategias del paciente para atenuar, prevenir o eliminar su sufrimiento. Evaluarás toda necesidad física, psicológica, relacional y espiritual para saber dónde intervenir.

En el caso del cuidador, se encuentra ante un complejo escenario que detiene su vida para poder atender al enfermo. Además, presenta sobrecarga, cansancio, emociones destructivas de culpa o vergüenza, y dificultad para equilibrar sus tareas en el hospital con su vida personal. También, en casos con pacientes graves, deberás prevenir problemas de anticipación del duelo.

En cuanto al equipo sanitario, el problema más habitual es el burnout. Este comporta desajustes emocionales, físicos y sociales, comprometiendo su trabajo. Es común en las helping professions. Asimismo, las interacciones entre estas figuras se dan en un ambiente concreto, con unos rasgos particulares que desempeñan un rol fundamental en la humanización del entorno hospitalario.

Factores comunes de intervención

Debes de adaptar la intervención psicológica a cada paciente, cuidador y profesional, así como al centro hospitalario. Sin embargo, hay pautas generales que te facilitarán el apoyo psicológico:

  • Conecta y reconoce sus emociones para entenderlas, asumirlas y dirigirlas apropiadamente.
  • Fomenta la reflexión profesional y el manejo correcto de las reacciones impulsivas.
  • Comprende, valida y acompaña sus reacciones emocionales, facilitando su manifestación.
  • Ayuda a comprender, comparte la carga emocional e incide en la naturalidad de su reacción.
  • Confronta la emoción con empatía para, con información y reflexión, darle nuevos significados.
  • Ayuda a descubrir estrategias adaptativas para disminuir la percepción de amenaza.
  • Busca y activa apoyos sociales en su entorno cercano.
  • Si existe estado depresivo, solicita una evaluación e intervención psicológica o farmacológica.

Intervención psicológica

Como psicólogo no posees la solución universal para cada problema, debes preguntar al enfermo o sus familiares cómo creen que pueden ser ayudados y dejarse conducir hacia la búsqueda de lo que cada individuo necesite. Para ello, escucha con atención y valora cada detalle útil.

Es clave que proporciones información adecuada para cada caso durante la enfermedad. Debes reducir la ansiedad durante el procedimiento terapéutico, potenciar la comunicación familiar y prevenir desajustes emocionales por una información ambigua o distorsionada. El paciente que no comparte sus sentimientos tiende a deprimirse o aislarse y la comunicación es fundamental para que puedas comprender lo que acontece. Ser claro en las características del tratamiento y sus consecuencias es esencial, y cualquier engaño puede acabar siendo un obstáculo. Una buena comunicación es el elemento clave de apoyo que facilites la relación entre los integrantes de la familia, siendo así más fácil que el paciente se muestre activo durante el tratamiento.

Intervención con pacientes

Cada individuo es particular y su afrontamiento de estos últimos momentos es distinto según su madurez emocional, desarrollo intelectual, cambios que perciba en el ambiente, experiencia de enfermedad y hospitalización o reacciones en padres y personal sanitario. En general, los adultos entienden la muerte como un proceso biológico universal e inevitable. El enfermo es consciente de su situación personal, de aquellos factores relacionados con el conocimiento adquirido sobre el contexto hospitalario y con la información que tanto este como su propio cuerpo le facilitan.

El paciente sabe que le ocurre y le genera fuertes respuestas emocionales con fantasías y miedos. Si los allegados niegan la realidad, no podrán ayudarle a afrontarla y lo tendrá que hacer solo. El derecho a saber es el del enfermo y el deber de ayudarle a comprender de familiares y sanitarios. Debes incluir al enfermo al tomar decisiones, participando activamente y haciéndolo sabedor de la situación. La información debe mantener cierto margen de esperanza y respetar el deseo del paciente si prefiere no saber. Un ambiente abierto donde expresar sus preocupaciones es clave para su bienestar emocional. Buscarás una interacción en el continuo informar-comunicar, que cree un buen clima relacional

Intervención con cuidadores

Al intervenir con la familia, debes de conocer y empatizar con sus necesidades, preocupaciones y miedos e intervenir si existe conspiración del silencio, un intento de buscar eufemismos para describir la realidad, que distancia a los pacientes de sus familiares. El diagnóstico suele romper el funcionamiento familiar, en ocasiones haciéndolo más disfuncional y otras más cercano. El objetivo de tu abordaje será entrenar a los allegados para brindar un cuidado integral al enfermo y ofrecerles estrategias para el autocuidado de su salud, previniendo así crisis familiares.

La labor del profesional sanitario

Otra preocupación del paciente tu sinceridad como profesional, que seas competente y atento, permitas realizar preguntas, proporciones un diagnóstico comprensible y uses un lenguaje claro. Debes buscar un lugar privado para informarle sobre el estado actual de su afección. Es preferible que tengas un buen contacto ocular y mantengas un contacto físico apropiado, dándole la mano. Es clave también que dispongas del suficiente tiempo para esclarecer sus dudas y que controles de antemano posibles interrupciones.

Dar malas noticias

Debes conocer qué sabe el paciente sobre su enfermedad antes de darle una mala noticia. Tras evaluar su conocimiento previo, puedes corregir información errónea y adaptar el mensaje a su nivel de comprensión, personalizándolo. Es esencial que averigües cuánto quiere saber, porque no todos desean conocer con detalle qué ocurrirá. Cada persona recibe y acepta información a su ritmo, algunos incluso emplean la negación. Por tanto, debes pedir permiso al dar noticias.

El paciente debe contar con la información necesaria para tomar decisiones. Debes facilitarla de forma entendible, transmitiendo tu conocimiento en su nivel de comprensión. Progresivamente para facilitar que la procese, comprobando si ha comprendido y preguntándole si tiene dudas.

Asimismo, debes de mostrar empatía con el paciente durante el proceso. Para conseguirlo, tienes que explorar sus emociones, entenderlas y transmitir comprensión. Reconoce la respuesta emocional del paciente o familiar, identificándola y respondiendo adecuadamente. En ocasiones, es aconsejable que permanezcas en silencio para permitir que procesen la noticia y expresen sus emociones, que posteriormente abordarás.

Además, ten en cuenta que, tras recibir malas noticias, el paciente puede sentir incertidumbre o soledad. Para minimizar angustia, debes resumir lo dicho, reafirmar su comprensión, realizar un plan de seguimiento y dejarle material escrito para leer más tarde. Sin embargo, la medida más importante es asegurarte de que el equipo sanitario estará accesible para manejar los síntomas, responder preguntas y abordar otras necesidades que puedan surgir.

Laura NR – Graduada en Psicología