El creciente problema del acoso escolar

Las relaciones con iguales son una de las fuentes de apoyo principal tanto social como emocional durante el periodo escolar. Pero en ellas también existen problemas, siendo el más grave el acoso o bullying. Este fenómeno describe la clase de violencia acontecida en una relación de poder en la que existe un desequilibrio entre acosador y víctima que se repite y prolonga en el tiempo.

Debes distinguir las distintas clasificaciones de violencia ejercida en el acoso escolar:

  • Física: conductas violentas directas contra la integridad física como empujar o dar collejas, e indirectas dirigidas contra la propiedad o producción de otros como robar o romper objetos.
  • Verbal: conductas directas como usar insultos, apodos o burlas, y comportamiento indirecto como hablar mal a espaldas, enviar notas groseras, difundir falsos rumores o hacer pintadas.
  • Social: conductas directas como la exclusión deliberada o impedir la participación en juegos, y acciones más indirectas como ignorar, hacer como si no estuviera o fuera transparente.

Además, debes saber que la violencia ejercida mediante tecnología o cyberbullying se encuentra en auge, en parte por la sensación de anonimato e impunidad con la que se realiza la agresión. La peligrosidad de esta dimensión es superior porque traspasa las barreras del aula.

Agentes implicados en el acoso escolar

Las personas agresoras: Suelen ostentar el poder tanto a nivel físico como social. Pueden ser de ambos sexos, aunque se da más prevalencia en varones. Mientras que las chicas tienden a aplicar violencia psicológica y verbal, los chicos usan más la física. Los rasgos principales de estos sujetos son carencia afectivo-emocional familiar, desinterés en el contexto escolar, comportamientos agresivos, sociocomunicación deficiente, baja culpabilidad o empatía e impulsividad. Además, suele acompañarse de una mala gestión de la frustración y adaptación a normas, minimización de las acciones disruptivas y legitimación de su violencia como medio para solucionar problemas.

Las víctimas: Personas que sufren abusos o agresiones. El perfil es variado, pueden tener desde conductas introvertidas a extrovertidas, pero todos sienten cierto rechazo del grupo debido a las connotaciones de debilidad que representan los abusos o agresiones. Se diferencian dos perfiles:

  • Pasiva: no responde a la agresión y es retraída e introvertida, sensible, triste, cautelosa, insegura, dependiente y baja autoestima. Presenta también sobreprotección familiar y baja asertividad. Suele sentirse culpable del acoso, por tanto, disimula sus problemas.
  • Provocativa: contrarresta la agresión con otras agresiones, pudiendo llegar a convertirse en agresora. Es irritable, agresiva, agitada, impulsiva, hostil y beligerante, lo que dificulta la aceptación social de sus iguales. Es común detectar antecedentes de desatenciones, exclusión, aislamiento o victimización y, tras el acoso, reaccionan de forma incontrolable.

Observadores o testigos: Compañeros que presencian el acoso escolar. Han sido clasificados como agresores o víctimas, pues suelen formar parte de un bando u otro. Reaccionan de diversas formas ante el acoso, desde aprobando la intimidación a reprobándola o negándola.

Detección y evaluación del acoso escolar

La información que te proporcionen los sujetos implicados es significativa a pesar del sesgo de subjetividad. Puedes usar distintos instrumentos como registros de autobservación, entrevista personal, autoinformes, cuestionarios, dibujos, narraciones o mapa de riesgos y planos de patio.

La información facilitada por los iguales debes recogerla mediante heteroinformes y a través de sociogramas que posicionan a los miembros del grupo respecto al grado de aceptación y rechazo que les otorgan los otros integrantes. Esto sirve de alarma para detectar posibles casos de acoso.

Los instrumentos de evaluación más usados son los cuestionarios en formato autoinforme. Entre los existentes, recomendamos utilizar el cuestionario sobre intimidación y maltrato entre iguales de Ortega, el cuestionario sobre abusos entre compañeros de Fernández y Ortega y SOCIOMET: evaluación de la competencia social entre iguales de González y García. También se explora el maltrato entre iguales con técnicas narrativas manejando información emocional y percepción cognitiva de las situaciones de maltrato. El más significativo es el SCAN-Bullying.

Respecto a la evaluación específica de ciberbullying, puedes aplicar el cuestionario ciberbullying de Ortega, Cibullquest de Avilés, el cuestionario sobre violencia social online de Velázquez y el cuestionario de ciberacoso (Cyberbullying Questionnaire, CBQ).

Intervención psicológica con la víctima

Si la situación es incontrolable para la víctima, se te requerirá una actuación clínica individual. No es sencillo actuar de inmediato porque, cuando se te solicite, la situación llevará ocurriendo bastante tiempo. La sintomatología incluye ansiedad, dolor físico, problemas conductuales y del sueño, depresión y baja autoestima. El objetivo del abordaje es intervenir los efectos del acoso, ya que la víctima se siente desprotegida, humillada, insegura, aislada e indefensa. Esto confluye en dificultad escolar, ansiedad, insatisfacción, fobia escolar e insomnio. Disminuyendo su calidad de vida y causando que conforme una personalidad insegura e insana para su desarrollo integral.

El tratamiento que apliques debe mejorar su competencia interpersonal, es decir, sus habilidades sociales, comunicativas y para poder solucionar conflictos. Por otro lado, también debes reforzar habilidades intrapersonales como la autoconfianza, recuperación de la autoestima y resiliencia. Es importante que repares el daño en la autoestima como requisito previo a trabajar asertividad.

Un área fundamental que debes trabajar con quien sufre acoso es la cognición. El pensamiento y los sentimientos o emociones ligadas afectan a su forma de actuar e influyen en los hechos que causan el pensamiento inicial. Aunque se trata de un círculo negativo, la víctima suele presentar interés por salir de la situación y está dispuesta a trabajar para eliminar aquello que le hace daño, esto constituye una gran ventaja para tu intervención.

Técnicas para desarrollar capacidades intra e interpersonales

  • Abordaje emocional, para identificar sentimientos y emociones y ponerles nombre.
  • Reestructuración cognitiva, trabajando pensamientos distorsionados que dificulten reparar la autoestima e intervenir en sintomatología depresiva.
  • Técnicas de relajación y respiración para el componente ansioso.
  • Entrenamiento en comunicación asertiva para los déficits en el área interpersonal. Ayuda a las víctimas a afrontar, posponer, eludir o evitar determinadas situaciones que no desean.
  • Resolución de problemas y autoinstrucciones cuando existan déficits al gestionar conflictos.
  • Si existe sintomatología postraumática, intervenir con desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares para superar el daño emocional y la erosión de su autoestima.
  • Asesorar educativamente en asertividad y estilos parentales a los progenitores o cuidadores.

Ten en cuenta que cada caso de acoso es distinto y nace en un contexto social particular. Además, las víctimas no son todas iguales y cada individuo en esa situación reacciona de una manera y dispone de diferentes herramientas. De ahí deriva la dificultad para establecer pautas comunes para todos los casos y perfiles. Sin embargo, las estrategias nombradas anteriormente resultan adecuadas para trabajar en la gran mayoría de los casos.

Laura NR – Graduada en Psicología