Intervención psicológica en urticaria crónica
La urticaria crónica es una patología que se caracteriza por episodios de lesiones habonosas pruriginosas que persisten más de 6 semanas y que aparecen a diario o más de 2 veces por semana. Se sabe que puede tener un origen multifactorial, demostrándose entre un 40-50 % origen autoinmune. Esta enfermedad supone un impacto en la calidad de vida de los pacientes debido al prurito que genera, interfiriendo en muchas ocasiones con el descanso nocturno así como provocando limitaciones en las interacciones sociales debido al temor y vergüenza que les producen las lesiones en la piel que en ocasiones pueden llegar a producir deformidades temporales por edematización facial o de otras partes del cuerpo.
Diversos estudios observacionales señalan un asociación significativa entre urticaria crónica y estrés emocional. Se ha visto que el estrés emocional es un desencadenante común en las exacerbaciones de urticaria, así como en estudios de casos-controles se ha podido observar que previo a la aparición de la enfermedad la presencia de estresores frecuentes y severos eran más habituales en pacientes que presentaban urticaria crónica que los controles sanos.
La psiconeuroinmunología estudia como existen interrelaciones bidireccionales entre el Sistema Nervioso, Inmunitario y endocrino, a través de las cuales se puede observar como el estrés exacerba muchas condiciones cutáneas, entre ellas la urticaria, resultado de una disregulación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal que conlleva a un hipocortisolismo y aumento de la inflamación sistémica ( demostrada en algunos estudios con elevaciones de la Proteína C reactiva e Il-18 ). El estrés también promueve la liberación de neuropéptidos y neurotransmisores en la piel, que activan los mastocitos ( un tipo de células que regulan nuestro sistema inmune) y como consecuencia liberan histamina , amplificando los síntomas urticariales.
Comorbilidades como ansiedad, depresión e insomnio son más prevalentes en urticaria crónica y pueden perpetuar el ciclo de estrés y la actividad de la enfermedad.
Se ha publicado recientemente el caso de una paciente que, a pesar de seguir el tratamiento farmacológico convencional (antihistamínicos, inmunosupresores, terapia biológica), no lograba un buen manejo de la enfermedad. Tras iniciar un tratamiento psicológico basado en Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y el uso de biofeedback y neurofeedback, junto con escitalopram para el manejo de la ansiedad, la paciente alcanzó una mejoría completa a las 8 semanas. Durante este período, la paciente experimentó una reducción significativa de los síntomas, pudiendo incluso abandonar la mayoría de las terapias farmacológicas. Este caso pone en relieve la importancia de un tratamiento multidisciplinar que integre tanto intervenciones médicas como psicológicas, con un enfoque innovador en la regulación fisiológica del estrés.
Dra. Carmen Reig
Alergóloga Quironsalud Valencia
José Jaime Pascual Piqueres
Psicólogo colaborador en el Centro de Psicología Calma al Mar
Miembro de la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS