Terapia en relaciones no monógamas

Debes entender las relaciones no monógamas como un vínculo donde no existe una exclusividad sexual o afectiva. Es posible que esta relación esté compuesta por más de una pareja, o bien que sus integrantes mantengan encuentros sexuales con distintas personas. Es una concepción más compleja de amor, que engloba diferentes clases de relaciones que rompen con la tradicional monogamia, como las relaciones abiertas o el poliamor.

Cuando abordes problemas derivados de iniciar o mantener relaciones de este tipo, debes tener en cuenta que tanto cada vínculo como cada individuo son distintos. Por tanto, deberás intervenir considerando las particularidades de cada caso.

Las relaciones no monógamas han ganado visibilidad durante los últimos años, pese ser un modo de relación que ha existido siempre. Actualmente, es más fácil que te encuentres en consulta a parejas con esta clase de vínculo que acuden si sufren problemas en su relación. Sin embargo, al tratarse de un modelo social poco definido, pueden aparecer complicaciones en el proceso.

Debes tener presente que cualquier modelo relacional es válido si hace felices a sus integrantes y se adapta a sus necesidades. Como profesional, si quieres intervenir en las problemáticas que derivan de esta situación, debes familiarizarte con la diversidad relacional. Así podrás ayudar de forma adecuada a tus pacientes a explorar sus necesidades y conseguir que su relación se ajuste a ellas.

¿Qué comporta la apertura hacia relaciones no monógamas?

Cuando un miembro de una pareja plantea a otro abrir su relación, es comprensible que se sientan dudas respecto a si este modelo relacional es compatible con sus deseos. Además, es habitual que encuentres situaciones donde a ambos integrantes les complazca la idea, pero no sepan exactamente cómo llevarla a la práctica.

El hecho de abrir la pareja implica un complejo ejercicio de flexibilidad. Estamos muy influidos por un concepto rígido que posiciona a la pareja como el centro de nuestras vidas y, por tanto, mantener una relación conlleva un determinado grado de fusión entre ambos integrantes.

Sin embargo, no tiene por qué ser obligatoriamente igual para todos. En nuestra sociedad actual, la gran mayoría de las interacciones sociales están enfocadas a un modelo relacional tradicional monógamo que deja fuera otras realidades existentes. Solo abandonar esta perspectiva rígida ya implica trabajar la flexibilidad, al comprobar que puedes manejar tu tiempo o compartir tus intereses con personas diferentes y de una manera distinta. Abrir una relación, no implica que alguien externo deba tapar ninguna carencia. Se trata de sumar o de generar nuevos espacios, por lo que debes plantearlo como un aspecto positivo.

Obstáculos comunes

Las dificultades que más comúnmente encontrarás cuando atiendas a parejas no monógamas en consulta, estarán relacionadas con los primeros pasos para abrir una relación. Dicho proceso comportará habilidades de negociación para establecer acuerdos, un entrenamiento en técnicas para gestionar los celos, proporcionar herramientas para comunicarse de manera efectiva o una adecuada gestión de la información y el tiempo.

Además, también pueden aparecer problemas en relaciones no monógamas consolidadas, igual que ocurre con cualquier otro modelo relacional más tradicional. Cuando intervengas en estas problemáticas, es común que trates dificultades relacionadas con la comunicación o la gestión de diferentes situaciones y con dificultades en la esfera sexual.

Terapia en relaciones no monógamas

Cuando llega una pareja a tu consulta es clave que, en la toma de contacto durante la primera sesión, preguntes qué modelo relacional mantienen. Si te encuentras con una pareja que está abriendo su relación, es importante indagar desde que punto de partida lo hace cada miembro, quién lo ha propuesto, cuáles son sus principales motivos o qué persigue al hacerlo. El inicio de este proceso debes gestionarlo especialmente bien para no debilitar la relación principal.

Aunque es importante que ayudes a ambos integrantes de la pareja a realizar un ejercicio de flexibilidad para poder abrir la relación, estos también suelen necesitar que ciertos factores sean predecibles dentro de su modelo relacional y tener una estructura estable para economizar sus recursos. Debes tener presente que la fidelidad también existe en las relaciones no monógamas, estableciéndose según cada dinámica en particular. Es clave que compruebes que esto ha sido hablado, consensuado y que insistas en que deben respetarse aquellos acuerdos a los que se ha llegado. Tienes que concienciar a ambos miembros de que estas medidas buscan la consecución de una relación ética donde predomina la responsabilidad afectiva.

¿Cómo se negocian los acuerdos o límites?

Al llevar a cabo la psicoterapia, es importante plantear previamente los acuerdos. Debes ayudar a que cada integrante exponga sus necesidades, límites o demandas y comprobar si el resto de personas implicadas están dispuestos o pueden cubrirlas. No debes plantearlo desde un punto de vista rígido sino hacerlos conscientes de que sus acciones y actitudes pueden afectar a otros miembros de la relación. Para ello, es vital trabajar conceptos como la empatía, autocompasión o la compasión con el resto.

Los acuerdos en las relaciones tradicionales suelen ser bastante implícitos, por el contrario, en las relaciones no monógamas suele requerirse que sean más explícitos. Debes abordar las áreas o parámetros necesarios para negociar dicha relación. Para ello, es útil llevar a cabo un contrato conductual para concretar las variables que deben tenerse en cuenta. Estas variables engloban aspectos como la gestión del tiempo, pacto de fluidos o el nivel de comunicación. También es importante especificar si habrá un pacto de silencio, es decir, si desearán saber qué hace la otra persona o si prefieren ignorarlo. Este contrato debes revisarlo y reevaluarlo junto a ellos cada poco tiempo, así podrán conectar mejor con lo que están haciendo o profundizar en el porqué.

¿Qué estrategias de salida existen?

Debes dejar claro que las relaciones no monógamas no definen a nadie ni sus integrantes tienen porque necesitar siempre lo mismo. En muchas ocasiones, una relación no monógama de larga duración termina cerrándose, al menos durante un tiempo.

Es posible que las expectativas de tus pacientes vayan cambiando, por lo que en ocasiones la relación se cierra de manera temporal y otras de forma permanente. Este cambio puede ocurrir por motivos distintos, como alteraciones en el estilo de vida, respecto a la orientación relacional o que los integrantes experimenten sentimientos diferentes. Estas modificaciones en el modelo pueden causar tanto la apertura como el cierre de la relación, y para ambos procesos es recomendable que incidas en los acuerdos o las negociaciones. Operativizar el cierre es clave para evitar futuros problemas.

Laura NR – Graduada en Psicología