TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN

Este trastorno está dentro de lo que se conocen como los trastornos de ansiedad y es común que aparezca en edades más tempranas.

Aparece una excesiva y desmesurada ansiedad cuando el niño tiene que separarse de sus figuras de apego, que pueden ser sus progenitores u otros cuidadores. Ante esta separación el niño experimenta un miedo y/o malestar intenso. A menudo, le invaden pensamientos relacionados con un miedo exacerbado a sufrir algún tipo de daño mientras está separado de sus padres o incluso que pueda llegar a pasarle algo a éstos durante la separación  y no vuelvan ya nunca a por él.

Es muy importante no confundir este tipo de trastorno con el miedo natural, adaptativo y evolutivo propio de la edad. Esta ansiedad por separación suele surgir en torno a los 8 meses como algo normal y natural en el desarrollo del niño, reflejándose como un miedo hacia los desconocidos. De la misma forma que aparece, suele desaparecer de una forma paulatina alrededor de los 18 meses. Se puede llegar a observar, en ocasiones, una remisión de este miedo cuando se inicia la guardería o el colegio, tomaremos esto como algo común que suele desaparecer unas semanas más tarde, sin mayores problemas, cuando el niño ya se ha adaptado a su nuevo ambiente escolar.

Esta ansiedad de la que estamos hablando como natural y propia del desarrollo evolutivo del niño, se convierte en patológica y objeto de preocupación, cuando se perpetúa en edades más avanzadas (niños mayores de 3 años), teniendo en cuenta la intensidad, frecuencia y duración del malestar que es asociado a esta separación y al repertorio de conductas de evitación que son llevadas a cabo por el niño frente a dicha ansiedad.

Esta ansiedad puede darse ante una situación real o incluso anticipada a tal situación, lo cual lleva al niño a mostrar un comportamiento dependiente a sus figuras de apego, no separándose de ellas en ningún momento, e incluso, preguntando de forma frecuente sobre el progenitor que no está en casa, sintiéndose angustiado por ello.

Pese a poner, por parte del niño, todos los impedimentos para que no ocurra la separación, cuando ésta se produce, el niño llega a tener todo tipo de pensamientos catastróficos  relacionados con accidentes, enfermedades e incluso la muerte, que pueden sucederles a ellos mismos o a sus seres queridos, generándoles un constante sentimiento de tristeza, apatía o inhibición social. Sus temas de interés central suelen estar relacionados con el daño físico y el peligro en general.

 

 

Silvia Jiménez Garrido

siljiga@gmail.com