Eutimia, los límites de la normalidad

Actualmente nos enfrentamos a un mundo y a una sociedad que por desgracia desconoce de la mayoría de los trastornos que padecen las personas, siendo los más actuales y más conocidos, los trastornos depresivos y ansiedad. Muchas veces se utilizan estos términos muy a la ligera para describir algún estado de ánimo actual propio o de una persona que parece estresada y triste sin considerar toda la sintomatología que ello conlleva para su correcto diagnóstico por parte de un profesional.

El mero hecho de no tener los conocimientos necesarios ni adecuados para entender cualquier tipo de trastorno, implica la transformación del comportamiento de las personas a una conducta de evitación, lo cual acaba con la marginación, la exclusión de las actividades sociales, y de hecho se les hace difícil mantener el trabajo. Además les cuesta pedir ayuda, y ello termina con el aislamiento social de los que padecen algún tipo de trastorno, lo cual refleja ‘’el miedo a lo desconocido’’. Y es una pena, ya que las redes sociales que sirven de apoyo a la persona, son muy importantes tanto para conllevar su nueva forma de vida como para su reintegración en la sociedad.

Pues bien, hoy les propongo hablar abiertamente acerca del trastorno bipolar.

Para empezar me gustaría añadir que lo único que pretendo es aportar información a aquellos que piensan que los que tienen el trastorno bipolar son unos exagerados que sólo tratan de llamar la atención de los demás, y que no son para nada, como se suele pensar, personas que cambian de opinión rápidamente o que comentan dos tipos de opiniones diferentes.

Dicho todo lo anterior, me gustaría comentar que el trastorno bipolar es un trastorno afectivo que oscila entre el estado de ánimo elevado o de manía y la depresión. Se distinguen 3 tipos, el trastorno bipolar de tipo I, que se caracteriza principalmente por los episodios maníacos, el de tipo II presenta episodios de manía más leves y menos graves alternando con los episodios depresivos, y por último, el ciclotímico, donde hay episodios más inofensivos ya que son menos agresivos pero son alteraciones del estado de ánimo elevado acompañado de irritabilidad y se alternan con la depresión. Estas alteraciones son debidas al deficiente funcionamiento del mecanismo cerebral encargado de la regulación del estado de ánimo, el sistema límbico. Gracias a la farmacología se consiguen compensar estos desarreglos bioquímicos y reducen la sintomatología de las dos fases extremas y se consigue por fin el tan deseado ‘’estado normal’’.

 

 

Eutimia, es un término que se utiliza para definir el estado de ánimo ‘’normal’’, un punto intermedio entre la alegría patológica y la tristeza patológica. En el caso de las personas con un trastorno bipolar, esta fase de normalidad se encuentra cuando consiguen con la medicación rebajar los niveles de manía y controlar los niveles de depresión. Y es que al fin y al cabo, tal y como dice el eslogan de una campaña de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, “Una de cada cuatro personas padece una enfermedad mental a lo largo de su vida. Reconócelo, la salud mental importa”. Puede que ninguno estemos exentos de padecer algún tipo de trastorno en algún momento de nuestras vidas y ello nos da otra razón más para aplicarnos el dicho ‘’trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti’’. 

En mi opinión todos debemos formarnos acerca de los diferentes tipos de trastornos que existen ya que es la única vía que puede luchar contra el estigma, y la discriminación, que son los constituyentes de la principal barrera para la recuperación y el bienestar para todos.

Me gustaría terminar con una frase de Friedrich Nietzsche, de uno de los libros que más me han llegado a marcar, llamado ‘’El hombre en busca de sentido’’:


‘’Todo aquel que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo’’.