Factores de riesgo influyentes en el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria

 

El desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria ha aumentado en los últimos años, sobre todo entre la población infanto-juvenil. La evidencia científica apoya un modelo interactivo de influencias biológicas, psicológicas y sociales en la etiología de los TCA. Por este motivo, considero que es importante conocer los diferentes factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de esta problemática. Además, es primordial conocer como interactúan los factores de riesgo a la hora de desarrollar tanto medidas preventivas como tratamientos.

Entre los factores de riesgo principales podemos hablar de los siguientes:

  • Factores genéticos
    • Muchas investigaciones defienden que la genética juega un papel importante en la aparición de los TCA. En este sentido, los estudios familiares han descrito el aumento del riesgo de padecer un TCA de hasta 10 veces mayor cuando se tiene un familiar con anorexia nerviosa. Desde esta perspectiva, los estudios moleculares también aportan información destacable sobre el mecanismo de los neurotransmisores y los sistemas de neurodesarrollo en el desarrollo de este tipo de patologías.
  • Factores psicológicos
    • Dentro de estos factores podemos hablar de una gran diversidad:
      • Ciertos rasgos de la personalidad premórbidos como el alto grado de perfeccionismo, autocontrol, autoexigencia, la baja autoestima, la hipersensibilidad social o la baja tolerancia a la frustración.
      • La presencia de alteraciones emocionales como ansiedad, depresión y/o trastorno obsesivo-compulsivo.
      • La insatisfacción corporal, siendo ésta el predictor más consistente del trastorno en las mujeres, y estando fundamentada en los ideales sociales de delgadez y en la presión por estar delgada. Además, ésta se asocia con la presencia previa de exceso de peso, la baja autoestima y la afectividad negativa.
  • Factores de riesgo como el ejercicio físico, o el IMC
    • Desde el punto de vista del ejercicio físico, algunas actividades deportivas como la gimnasia rítmica o el atletismo, así como ciertas profesiones, como el modelaje, actúan como situaciones de riesgo para el desarrollo de los TCA. Éstas influyen como factores mediadores asociados a la restricción de la ingesta, el alto perfeccionismo o el estrés, entre otros.
    • Por otra parte, el IMC está asociado con un mayor riesgo de síntomas en el espectro de los TCA en las adolescentes cuando otros factores psicosociales están presentes, como las características de la personalidad que hemos citado anteriormente.

 

  • El entorno sociofamiliar
    • Ciertas características del entorno sociofamiliar son factores influyentes en el desarrollo de los TCA. Entre estas, podemos hablar de la sobreprotección, la rigidez, los problemas para resolver conflictos, el nivel educativo alto y el hecho de tener elevadas expectativas sobre los hijos.
    • Aquí también influyen las actitudes negativas hacia el peso y la figura por parte de los familiares.
    • Si hablamos de las relaciones con los iguales, la soledad y la influencia de los compañeros a través de mensajes o críticas a la apariencia predice la insatisfacción corporal y es un factor muy importante en el riesgo de los TCA. En general, la presión social y el ideal de delgadez favorecen el hábito de realizar dietas restrictivas e incrementan el riesgo de TCA.
    • Dentro de este tipo de factores de riesgo, hab´ria que considerar el efecto negativo de las redes sociales y los medios de comunicación, considerando a estos como contextos importantes en el inicio y mantenimiento de los TCA.
    • Entre otros factores destacables podemos hablar del maltrato en la infancia o las situaciones de estrés precoz/estrés prenatal.

Como breve conclusión, hemos de señalar que la evidencia científica apoya un modelo interactivo de influencia de todos estos factores, entre otros, en el desarrollo de los TCA, por lo que la presencia de un único factor no sería determinante en su etiología, aunque sí habría que considerar la implantación de programas y medidas de prevención tempranas a fin de evitar el desarrollo de este tipo de patologías.