Suicidio en adolescentes

En la actualidad, existe un incremento muy preocupante y cada vez mayor de los trastornos mentales a edades cada vez más tempranas. Además, preocupa el aumento de suicidios que esto, entre otras causas, está provocando.

En España, los niños y adolescentes mueren, principalmente, debido a causas externas siendo, en la mayoría de los casos, accidentes, suicidios y lesiones autoinfligidas. Durante el COVID-19, en 2020, el confinamiento cambió esta estadística, convirtiéndose los suicidios en la primera causa de muerte.

El comportamiento suicida es un acto letal que el sujeto lleva a cabo deliberadamente, conoce o espera ese resultado, y donde la muerte es un medio para conseguir los cambios que desea en el ambiente social que le rodea. Por tanto, no incluye las conductas en las que no se conoce la letalidad de sus actos. El paso previo al suicidio sería la ideación suicida, es decir, los pensamientos que empieza a tener sobre llevarlo a cabo, sería como el plan.

Es importante diferenciar el comportamiento suicida del parasuicidio, también llamado gesto autolítico o gesto suicida. Son actos en los que se amenaza la vida, pero al contrario del suicidio, el resultado no es la muerte, sino el dolor, mutilación… Se llevan a cabo para producirse daño.

Los pensamientos suicidas pueden aparecer cuando se tiene la sensación de no ser capaz de hacer frente a una determinada situación, cuando se ve que esta te supera. Pueden ser el resultado tanto de haber perdido un trabajo como de la muerte de un familiar o una ruptura de pareja. Son acontecimientos adversos que le pueden suceder a cualquiera sin necesidad de tener un trastorno mental previo. Sin embargo, la falta de estrategias de afrontamiento adecuadas a esa situación puede desembocar en esa clase de pensamientos.

Otro factor de riesgo es la falta de apoyo social. El no tener unos padres o un adulto importante que te apoye en las decisiones que tomas o amigos que eviten la sensación de soledad y aislamiento, pueden provocar que la única manera de escapar del sufrimiento que te traen esos sentimientos sea el suicidio.

Otros motivos pueden ser, entre otros:

  • Sufrir acoso.
  • Tener familiares o personas cercanas que se han suicidado.
  • Tener un trastorno mental como los relacionados con los trastornos del estado de ánimo (ej. depresión).
  • Consumo de drogas, como el alcohol.

También destacar que presentar intentos de suicidios previos supone un factor importante de riesgo debido a que existe mayor probabilidad de que haya más en el futuro.

Es importante tener en cuenta que el suicidio es prevenible y que hay recursos, apoyos disponibles y formas de comportarse ante estas situaciones. Los familiares o personas del entorno de un menor con ideas suicidas, pueden actuar hablando con esa persona, además de buscar la ayuda necesaria.

Muchas personas, antes de hacer un intento de suicidio, hablan sobre ello o lo transmiten de alguna manera. El interpretarlo como una posible llamada de atención o no tomarlo enserio, es un gran error. Los jóvenes actúan igual, pueden comunicarlo directamente, a través de escritos o los niños incluso a través de los juegos. Por eso, ante cualquier indicio que puedan tener los familiares sobre comportamientos que consideren extraños, entre otros, deben hablar abiertamente con esas personas, preguntarles sobre el tema y escucharlos, esto puede hacer que se sientan comprendidos y que tengan a alguien con quién hablar.

También deben buscar la ayuda y apoyo de un profesional adecuado. Si la persona con ideas suicidas es un niño o adolescente, lo más recomendable sería un especialista en este tipo de población con conductas suicidas, ya que tendrá más experiencia en este campo.

Finalmente, si los familiares ven que el riesgo de suicidio inmediato es muy alto, se debe llamar a los servicios de emergencia o llevarlo al hospital, ya que hay que tratarlo como la emergencia que es.

En resumen, se está produciendo un aumento preocupante de comportamientos suicidas entre los menores de edad desencadenados por multitud de factores, como experiencias traumáticas, falta de estrategias de afrontamiento adecuadas, trastornos mentales o falta de apoyo social, entre otros. Sin embargo, es importante destacar que se puede prevenir y ayudar a los jóvenes que se encuentran en estas situaciones. Darle importancia a este tipo de pensamientos o estar atento a cualquier comportamiento extraño es crucial y, sobre todo, buscar ayuda de un profesional adecuado.

 

Ana Malara