Ejercicios de mindfulness para tu rutina diaria

¡Hola! quería estrenar mi primer post en el blog de AEPSIS, hablando del mindfulness. Es una práctica que se basa en la consciencia y en una percepción agudizada para aceptar el presente. Con ella, consigues prestar una atención plena a lo que sientes y a lo que haces. Durante esta meditación, te concentras en el flujo de tu respiración, en tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. La práctica de esta es un entrenamiento para que ese estado de presencia lo puedas extender a tu vida cotidiana. ¿Cómo se hace en la práctica? Te propongo varios ejercicios que puedes hacer en cualquier momento, o bien recomendárselos a un paciente para ayudarle en la práctica diaria de mindfulness, ayudarán a reducir la ansiedad y el estrés.

Por la mañana, emerges del sueño, aún dentro de la cama, asegúrate durante unos segundos de estar presente, aquí y ahora. Dúchate con atención plena, apreciando el tacto del agua, los cambios de temperatura, el olor del jabón. Péinate atendiendo a la experiencia en tu cuero cabelludo, los cambios en el pelo, los movimientos de tus brazos. Lávate los dientes poniendo toda tu atención en la mano, el cepillo, la pasta y las sensaciones en dientes, encías, lengua…  Café concentrado o té, o zumo, agua…lo que sea que desayunes. Escucha el sonido de la cafetera o de la tetera, observa el proceso de elaboración de tu bebida y despierta tu olfato con su aroma. Cualquier comida o bebida a lo largo del día sirve para este ejercicio de conciencia plena. Utiliza los alimentos para hacer un recorrido consciente de tus sentidos. Muévete para conectar con el Cuerpo. El ejercicio físico es una oportunidad para la práctica de mindfulness. Pon tu atención especialmente en tres aspectos: la respiración, las posturas que adoptas y los movimientos que haces, momento a momento.

Al mediodía, Estírate, tómate un descanso a mediodía y sal de la oficina o de donde estés y haz algunos estiramientos básicos. La escucha atenta, por si no lo sabías, si tienes dos orejas y una boca es para escuchar el doble de lo que hablas. Por lo menos una conversación al día, con cualquier persona con quien interactúes, proponte escucharla con toda tu atención. Haz garabatos, Buscar la forma visual de una idea vaga ayuda a centrarla y deja al descubierto ideas inexistentes. Hacer bocetos requiere concentración y entrena la atención plena. El auto-chequeo. Haz una pausa y evalúa el estado de tu cuerpo y de tu mente. ¿Cómo es su postura? ¿Estás apretando las mandíbulas? ¿Tienes sed?  Vacía el disco duro. Dedica 10-15 minutos para sentarte sólo con un lápiz y un cuaderno. Durante este tiempo escribe lo que se pase por la cabeza.

Al anochecer, Fuera auriculares. Cuando vas de casa al trabajo o viceversa evita la tentación de evadirte del entorno a través de los cascos. En su lugar, presta atención a lo que sucede a tu alrededor. Un minuto de respiración profunda. Enfocarse en la respiración es el mantra por excelencia en cualquier escuela de meditación. Y tiene toda la lógica. Respiramos constantemente, pero casi siempre lo hacemos de forma inconsciente. Limpia los platos con atención plena. Llegar a casa y que te reciba una montaña de platos sucios no es nada divertido. Pero abordar esa tarea y cualquier otra de la casa, como un ejercicio de plena conciencia sí que puede llegar a serlo. Práctica musical, la música también puede ser una herramienta útil para ejercitar mindfulness en la vida cotidiana. Prueba una meditación guiada, por ejemplo la que te dejo a continuación.