El cuerpo expresa lo que nosotros evitamos

ECuando una persona experimenta altos niveles de estrés o tensión emocional, su cuerpo puede reaccionar físicamente de diversas maneras. Estas manifestaciones pueden incluir dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, dolores musculares, fatiga crónica y otros síntomas físicos. Aunque estos síntomas pueden ser reales y causar malestar significativo, los exámenes médicos a menudo no encuentran ninguna explicación médica subyacente.

Esto se conoce como somatización, un fenómeno psicológico en el cual el malestar emocional se manifiesta a través de síntomas físicos sin una causa médica identificable. Desde el punto de vista psicológico, la somatización se considera como una forma de expresión de conflictos internos no resueltos, estrés crónico o dificultades emocionales.

Esto significa que hay una conexión entre la mente y el cuerpo. La persona experimenta síntomas físicos reales, pero su origen es psicológico o emocional. La somatización funciona como un mecanismo de defensa o de afrontamiento para lidiar con el malestar emocional. En lugar de enfrentar directamente los problemas o conflictos internos, el cuerpo expresa el malestar de manera física.

Reprimir nuestras emociones es contraproducente puesto que, aunque a corto plazo nos ayuda a evitar emociones y sentimientos desagradables, a largo plazo evitarlos no hace que desaparezcan, sino que favorece su expresión a través de otras vías como puede ser el malestar físico. Tu cuerpo te está avisando de que algo no va bien y tienes que prestarle atención. Cuánto más lo evites, más se intensifica. Por tanto, es importante aprender a expresar nuestras emociones y sentimientos de una forma más adaptativa.

La somatización muchas veces es un proceso inconsciente subyacente a la represión de nuestras emociones y sentimientos causada por múltiples factores. Por tanto, evitar completamente la somatización puede ser difícil, ya que implica abordar y gestionar los factores subyacentes que contribuyen a ella. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ayudar a reducir la probabilidad de experimentar somatización:

  1. Conciencia y comprensión emocional: Presta atención a tus emociones y sé consciente de cómo te afectan. Aprende a reconocer y expresar tus sentimientos de manera adecuada en lugar de suprimirlos o convertirlos en síntomas físicos.
  2. Gestión del estrés: Desarrolla habilidades efectivas para manejar el estrés. Esto puede incluir técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga. Busca actividades que te ayuden a relajarte y reducir la tensión emocional.
  3. Comunicación asertiva: Aprende a expresar tus necesidades, deseos y emociones de manera clara y respetuosa. Mejorar tus habilidades de comunicación puede ayudarte a evitar acumular emociones negativas que puedan manifestarse en síntomas físicos.
  4. Autocuidado: Dedica tiempo regularmente a cuidar de ti mismo. Esto puede incluir actividades que te brinden placer y alivio, como practicar hobbies, realizar ejercicio físico, tener tiempo de calidad con amigos y seres queridos, o simplemente descansar adecuadamente.
  5. Buscar apoyo profesional: Si experimentas somatización recurrente o problemas emocionales significativos, considera buscar ayuda de un profesional de la salud mental. La terapia nos proporciona un enfoque integral que aborda tanto los aspectos emocionales como los físicos. Además, un psicólogo o psicoterapeuta puede ayudarte a explorar y abordar las causas subyacentes de la somatización y desarrollar estrategias efectivas de afrontamiento, así como a mejorar la comunicación y expresión emocional.
  6. Evaluación médica adecuada: Si experimentas síntomas físicos persistentes, es importante buscar una evaluación médica exhaustiva para descartar cualquier causa médica subyacente. Asegúrate de informar a tu médico sobre tu historia emocional y cualquier factor estresante o emocional relevante.

¡Escucha a tu cuerpo, te está intentando decir algo!