No existe una causa única, se piensa que la aparición de este fenómeno psicológico se debe a varios factores. Aunque es cierto que todos los casos coinciden con el tener miedo a no estar a la altura de las expectativas. 

Los factores mencionados anteriormente son:

– Haber estado sometido a mucha presión y exigencias a lo largo de la vida, pero especialmente durante la infancia y aún así no haber recibido felicitaciones al obtener buenos resultados. Por ejemplo, cuando un/a niño/a saca un 10 en el colegio y sus padres le dicen que ese es su deber. 

– Estereotipos de género, ya que las mujeres reciben mucha presión a la hora de conciliar la vida laboral y familiar. En múltiples ocasiones reciben comentarios desfavorables por “desatender la familia” o “no estar comprometidas con la empresa”. 

– La autoexigencia tiene un papel crucial, si una persona crea expectativas muy altas sobre su desempeño puede que no las cumpla. De esta manera, si no consigue cumplirlas podría traer consecuencias negativas en su salud mental.  

– Realizar esfuerzos desmesurados por objetivos que no compensan a nivel personal en tanta escala. Esto puede llegar a generar mucho malestar y frustración en la persona.

– Genio natural: Personas que creen que todo les debe salir bien a la primera y no toleran bien los pequeños fracasos cuando las cosas no salen según lo previsto.

– Experto: Personas que piensan que deberían saberlo todo y tienen miedo de que los demás se den cuenta de que no es así.

– Perfeccionista: Personas que establecen metas muy exigentes difíciles de cumplir. Esto les lleva al constante incumplimiento de las metas y auto-frustración. 

– Superhumano: Personas que creen que tienen que trabajar cada vez más para alcanzar su éxito laboral. Sin embargo, esto puede acabar perjudicando a su salud mental ya que el tiempo de descanso es fundamental para tener una vida y forma de relacionarse saludable.

– Individualista: Prefiere trabajar en solitario para que los demás no se den cuenta de los errores que cometen.