Neuronas espejo

¿Alguna vez has bostezado y le has “contagiado” ese bostezo a las personas que se encuentran contigo? ¿Alguna vez te has preguntado por qué sucede eso? Se puede decir que las neuronas espejo son las responsables de esta cadena de bostezos.

Las neuronas espejo son un tipo de células nerviosas que se activan tanto al realizar una acción como al observar a otra persona realizarla y permiten experimentar en uno mismo la acción que estamos observando (como en el caso de los bostezos).

En los años 90, el neurocientífico italiano Giacomo Rizzolatti y su equipo descubrieron estas neuronas, que se encuentran, principalmente, en el área premotora del cerebro. Fueron descubiertas por primera vez en monos, aunque posteriormente se encontraron en los seres humanos y en otros animales como perros o pájaros.

Estas células nerviosas tienen la capacidad de “reflejar” las acciones de otros, permitiendo al animal que las posee entender y responder a las acciones de los demás. Por ejemplo, cuando observamos a alguien sonreír, nuestras neuronas espejos se activan de manera similar a cuando nosotros mismos sonreímos. Por ello, se entiende que la imitación es un proceso básico para el aprendizaje.

Además de participar en la imitación y en la empatía, las neuronas espejo poseen también un papel importante en la comprensión de las intenciones de los demás. Sabiendo que el esquema de la acción que observamos, ya dentro de nuestro repertorio conductual, incluye conocer la meta de esta acción concreta, el mero hecho de contemplar parte de ese esquema nos lleva directamente a conocer el objetivo de ese movimiento. Llamar a esta meta “intención”, puede llevar a pensar que estamos tratando con atribuciones mentales (teoría de la mente) cuando en realidad no se trata de un proceso de inferencia. Por ejemplo, si observamos a alguien recoger un objeto de manera particular, nuestras neuronas espejo se activarán de manera similar a como lo harían si nosotros mismos lo estuviéramos recogiendo. Esto nos permite comprender la intención detrás de la acción, lo que a su vez nos permite predecir el comportamiento de los demás.

Las neuronas espejo también se encuentran involucradas en trastornos neurológicos como el autismo y la esquizofrenia.

Respecto al autismo, un grupo de científicos de la Universidad de California Los Ángeles (EEUU) realizaron un estudio en el que participaron 10 niños con autismo y 10 con un desarrollo normal. Se tomaron imágenes de su actividad cerebral por resonancia magnética funcional mientras observaban 80 fotografías que mostraban rostros de personas cuyos gestos reflejaban emociones como ira, miedo, felicidad o tristeza. Descubrieron que las neuronas espejo de los niños con autismo no funcionan correctamente, lo que explica su gran dificultad para empatizar con el resto de individuos ya que, gracias a ellas podemos ponernos en el lugar del otro e imaginar lo que está pensando y sintiendo.

Estos científicos observaron que las neuronas espejo no se “encendían” con la misma intensidad con la que lo hacen las de los niños que no padecían autismo ante esta misma situación. Las imágenes por resonancia revelaron que el cerebro de los niños con autismo presentaba una actividad muy baja en la zona del área de Broca que forma parte del sistema de neuronas espejo. Además, cuanto menor era la actividad, más severo era el autismo. También revelaron una menor actividad en la amígdala y la ínsula de los niños con autismo, dos zonas del encéfalo que rigen las emociones.

Esta menor actividad explica en parte la dificultad para la interacción social de estos niños, que incluye la comunicación verbal y no verbal, imitación y empatía.

Por otro lado, se ha demostrado que las personas con esquizofrenia tienen una actividad excesiva en su sistema de neuronas espejo, lo que puede contribuir a sus síntomas de alucinaciones y delirios.

En conclusión, las neuronas espejos son células nerviosas que se activan tanto cuando se realiza una acción como cuando se observa a otro realizar esa misma acción. Desempeñan un papel fundamental en la imitación, empatía y comprensión de las intenciones de los demás y pueden estar involucradas en trastornos neurológicos como el autismo y la esquizofrenia.