SECUELAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género, como cualquier otro tipo de violencia, genera consecuencias en las víctimas que la han sufrido.

Las secuelas que la violencia de género ocasiona en la víctima nunca aparecen aisladas, ya que la violencia física causa daños psicológicos y la violencia psicológica a su vez, causa daños en la salud física.

Además de las lesiones físicas causadas directamente (contusiones, hematomas, quemaduras, etc.) hay que añadir los problemas de salud y sociales que se derivan del estado de miedo en el que vive la víctima. Todos estos problemas serán de mayor o menor intensidad, en función de la asimetría víctima – agresor.

Bolaños, Fernández-Alonso, Menéndez, San José, Calvo y Herrero (2018), aluden al importante deterioro de la salud física y mental en mujeres maltratadas, destacando la falta de interés por sí mismas. Su atención está focalizada en el comportamiento de su pareja, relegando a un segundo plano sus malestares y necesidades.

Problemas de salud más frecuentes:
  • Fatiga.
  • Dolores musculares.
  • Alteraciones del ciclo menstrual.
  • Empeoramiento de enfermedades previas.
  • Trastornos digestivos.

Sin embargo, cuando se obtienen testimonios de mujeres que han sido maltratadas, se centran principalmente en las consecuencias psicológicas, que son más graves y frecuentes que las físicas (a excepción de las muertes o lesiones de extrema gravedad).

PRINCIPALES DAÑOS PSICOLÓGICOS:
  • Irritabilidad.
  • Trastornos del sueño.
  • Trastornos de la alimentación.
  • Trastorno por estrés postraumático.
  • Vulnerabilidad.
  • Sentimientos de culpabilidad.
  • Dependencia emocional del agresor.
  • Aislamiento.
  • Justificación de la violencia.
  • Ansiedad y depresión.
  • Baja autoestima.
  • Otras somatizaciones.

Cabe mencionar a Leonor Walker, psicóloga estadounidense que fundó el Instituto de Violencia Doméstica. Walker realizó un estudio con 400 mujeres que habían sido víctimas de violencia doméstica y ,concluyó, que el conjunto de secuelas psicológicas que presentaban se denominaría Síndrome de la Mujer Maltratada, que podría considerarse una subcategoría del trastorno de estrés postraumático por compartir algunas de las categorías clínicas. Este síndrome lo identifica con 7 factores:

  • Niveles altos de arousal y ansiedad.
  • Reexperimentación del trauma.
  • Evitación.
  • Dificultades cognitivas.
  • Dificultades en las relaciones interpersonales.
  • Baja autoestima.
  • Disfunciones sexuales.

El estado psicológico de dependencia e impotencia que genera el síndrome de la mujer maltratada, impide que las víctimas respondan de manera efectiva a las agresiones por miedo a que se repitan. Las humillaciones, amenazas, insultos, agresiones físicas y el control que ejerce el agresor provocan en las víctimas ansiedad, depresión, pesadillas, recuerdos intrusivos, baja autoestima, confusión, pasividad, disociación, aislamiento social, sentimientos de culpa y un apego extremos al agresor.

La víctima, como mecanismo de protección, puede llegar a banalizar el maltrato e incluso justificar las conductas del agresor. Cree que está condenada a sufrir maltrato de por vida y es incapaz de romper con el ciclo de la violencia.