LA IMPORTANCIA DE CUIDAR AL CUIDADOR

LA IMPORTANCIA DE CUIDAR AL CUIDADOR

 

RELEVANCIA DE LA FIGURA DEL CUIDADOR

Comúnmente se habla del papel tan importante que juega el entorno hospitalario en la mejora y curación de multitud de enfermedades. No es típico abordar la temática de los cuidados de los enfermos, tras recibir el alta del hospital y trasladarse a su hogar. Por ello es necesario valorar la importancia de apoyar y cuidar al cuidador como pieza fundamental de este proceso.

Tras el alta, los pacientes comienzan a necesitar de ciertos cuidados en el domicilio, los cuales, en el hospital suplían los enfermeros/as, pero llegado este momento, esta responsabilidad delega en una figura que ejerce de cuidador/a, habitualmente es una única persona y pertenece al entorno familiar cercano del enfermo, la persona que asume este rol, se denomina cuidador principal.

Para cuidar a un enfermo, es muy importante establecer con anterioridad unas pautas claras de autocuidado, ya que el prestar nuestra ayuda sin medida a nuestro ser querido en el transcurso de la enfermedad, llega a ocasionar un gran desgaste tanto físico como emocional.

 

IMPLICACIONES DE SER CUIDADOR

La acción de cuidar a una persona suele verse como un acto de buena voluntad, compromiso moral y gran afecto hacia el enfermo. Pero poco se tiene en cuenta el día a día del cuidador, sus necesidades y las consecuencias tanto a nivel físico, psíquico y/o social. Por ello es necesario valorar la importancia de apoyar y cuidar al cuidador.

Cabe destacar que ser cuidador no es tarea fácil, ello no se basa únicamente en aportar los cuidados básicos al enfermo, también es estar y permanecer continuamente disponible para esta persona y dar lo mejor sí mismo día tras día, dejando de lado las necesidades propias y problemas personales, e incluso a veces, no atendiendo adecuadamente la propia salud, de igual modo, el cuidador adquiere la responsabilidad de proporcionar atención constante al enfermo, ya sea ayudando en su higiene diaria, preparación de la medicación prescrita, proporcionar ayuda para comer, a la hora de moverse, hacer la compra e incluso llevar un seguimiento de las correspondientes revisiones y pruebas clínicas, en general, es estar presente en todo momento y hábitos diarios en los que requiera ayuda el enfermo, con el fin de brindarle el mayor apoyo, bienestar y por consiguiente, calidad de vida.

Para el cuidador este rol conlleva enfrentarse una situación novedosa a la que debe adaptarse. Durante este transcurso el estrés aumenta y van agotándose sus reservas de energía a nivel físico y mental.

 

¿CÓMO PUEDE MANIFESTARSE ESTE DESGASTE?

Este conjunto de acciones llevadas a cabo en el cuidado del enfermo puede parecer llevaderas, pero su continuidad en el tiempo, más aún si se trata del cuidado de enfermos crónicos, suele conllevar un gran desgaste psíquico que cursa con signos y síntomas como cansancio, sentimientos de soledad y desconsuelo, impotencia e incluso sentimientos ambivalentes como hostilidad encubierta y rabia hacia el enfermo, combinando sentimientos de culpabilidad y en ocasiones ideación suicida, todo ello puede derivar en el llamado síndrome del cuidador, llegando a desencadenar trastornos mentales tales como ansiedad, depresión, etc.

Los signos o síntomas físicos también pueden aparecer debido al aguante y padecimiento de la responsabilidad adquirida. Estos suelen manifestarse como trastornos osteomusculares, patologías cardiovasculares, trastornos gastrointestinales, alteraciones del sistema inmunológico y/o problemas respiratorios.

Por otro lado, el enfermo en la mayoría de los casos suele sentir la necesidad de esa persona para poder cubrir sus necesidades y cuidados diarios, lo que genera gran dependencia hacia el cuidador, hecho que agrava la situación haciendo al cuidador parte primordial e insustituible para la persona enferma, lo que contribuye a la dedicación exclusiva de este al cuidado e interfiere reduciendo el tiempo de calidad en otras áreas tomadas como vía de escape, ya sean personales o sociales, para el cuidador (salir a pasear, practicar deporte, quedar con amigos, cuidado personal, etc.)

Habitualmente, es difícil ponerse en el lugar del cuidador e imaginar lo que siente, sin antes haber compartido o vivido experiencias similares, es por ello por lo que se hace necesario valorar la importancia de apoyar y cuidar al cuidador, así como brindar estrategias destinadas al bienestar y autocuidado del cuidador, proporcionando orientación, alivio del sufrimiento y comprensión, con el fin de sobrellevar esta experiencia de la manera menos traumática posible, independientemente del desenlace del enfermo a su cargo.

 

PAUTAS PARA EL CUIDADOR

Unas pautas favorables para el bienestar del cuidador están basadas en:

Conocerse a sí mismo y saber cuáles son sus límites, debemos dejar el “yo puedo con todo” a un lado y ser realistas de hasta dónde podemos dar de nosotros mismos.

Cuidar su salud en general (consultas médicas, horario de descanso e higiene del sueño, cuidar la alimentación, etc.).

Mantener redes de apoyo, ya sea de amistad, familiares, etc. El liberarse y compartir pensamientos y opiniones es positivo para el cuidador. Incluso, si se considera, estos vínculos pueden compartir el cuidado del enfermo.

Presentar en la medida de lo posible, actitud positiva, fijando metas realistas.

Tomar periodos de descanso en el cuidado del enfermo, ya sean horas o días determinados, es necesario desconectar para recomponerse.

Evitar el aislamiento social.

Pedir ayuda profesional cuando sea necesario, ya sean dirigidas al aporte de atención al enfermo con el fin de aliviar al cuidador, ayudas encaminadas al apoyo y cubrimiento de necesidades del cuidador o ayudas sobre adaptaciones del domicilio para obtener mayor habitabilidad y adaptación del enfermo.

Todas estas pautas van encaminadas al autocuidado, debemos saber que somos el agente prioritario en nuestro cuidado y que, para cuidar a otra persona, debemos cuidarnos y priorizarnos nosotros.

En definitiva, se trata de cuidar a quienes cuidan, ellos no deben quedar en el olvido, ya que también necesitan que se preocupen por ellos.

Apoyo al enfermo y cuidar al cuidador

 

CJP – Graduada en Psicología.